El nuevo comercio internacional: Más Allá del Paradigma Occidental

En los últimos días, he seguido reflexionando sobre lo que la guerra arancelaria nos revela acerca del cambio de paradigma económico actual. Aunque este conflicto representa un acontecimiento puntual e intenso, se inscribe en tendencias que llevan desarrollándose durante años. En este contexto, el reciente informe del McKinsey Global Institute sobre «Geopolítica y la geometría del comercio global» confirma un fenómeno que va más allá de simples tensiones comerciales y refuerza lo planteado en un artículo previo: la relevancia de un enfoque económico moral, como el de la Economía Social y Solidaria, tanto para comprender estos acontecimientos como para otorgarnos una hoja de ruta. Dando un paso más allá, creo que el estudio de McKinsey nos muestra claramente el declive de la hegemonía occidental en la configuración de los valores que rigen el comercio internacional.

La multipolaridad de valores en la economía global

Durante décadas, la globalización se presentó bajo un marco tecnocrático supuestamente neutral, donde el comercio internacional seguiría patrones «naturales» determinados únicamente por lo que el paradigma económico entendía como eficiencia económica. Esto se reforzó con el cacareado «fin de la historia» de Fukuyama, que asumía que las relaciones comerciales inevitablemente conducirían a todas las sociedades hacia un modelo liberal-democrático occidental.

Sin embargo, lo que muestra el informe (aunque en el fondo se ha podido ver siempre), es que las decisiones comerciales están cada vez más influenciadas por alineamientos geopolíticos que cuestionan esta supuesta neutralidad. Las economías del Sur Global están manifestando una autonomía sin precedentes en sus relaciones comerciales:

  • ASEAN ha aumentado simultáneamente su comercio con China y Estados Unidos, rechazando la lógica binaria de alineamiento exclusivo.

  • India mantiene relaciones comerciales con Rusia, Europa y Estados Unidos, demostrando un pragmatismo que trasciende la presión de valores occidentales.

  • América Latina, liderada por Brasil, está reorientando su comercio hacia Asia mientras lleva tiempo proponiendo la integración de valores indígenas como el Sumak Kawsay a sus modelos de desarrollo.

  • África, con Sudáfrica a la cabeza, está ejerciendo mayor autonomía en foros como los BRICS, desafiando abiertamente posiciones occidentales, reafirmando en diversos países una escala de valores distinta y apuntando también a una diversificación de su comercio desde hace tiempo.

Estas tendencias, que rompen una globalización más homogénea y con una clara hegemonía occidental, también servirían para mostrar el rol de los valores en la conformación de los patrones considerados “naturales” por el modelo de globalización neoliberal.

Filosofías alternativas emergentes

Ahora bien, si abordamos este análisis desde los marcos filosóficos alternativos también podemos argumentar un desafío a la universalidad de los valores occidentales. Por apuntar una vía de dicho análisis, la tradición asiática, con su énfasis en relaciones contextuales sobre principios universales, la no-interferencia y visiones no binarias del mundo, parece ofrecer un sustrato filosófico para este pragmatismo comercial. Dicho sustrato facilitaría un papel más relevante en un mundo polarizado también en el comercio internacional.

En América Latina, la recuperación de cosmovisiones indígenas presenta alternativas al modelo extractivista, mientras África revitaliza tradiciones propias que priorizan el bien comunitario sobre la acumulación individual.

Todas estos sustratos de valores “no-occidentales” ofrecen oportunidades para enriquecer tanto el análisis, como las propuestas de una nueva internacionalización económica basada en la ESS.

Hacia una globalización moralmente anclada: la propuesta de la ESS.

A diferencia del neomercantilismo agresivo que promueve un desanclaje moral de la economía (como señala el artículo sobre el trumpismo), estas nuevas configuraciones podrían representar un «reanclaje» desde otras tradiciones morales o, mejor, desde un universo de tradiciones morales.

La necesidad de readaptarse, unida a la inercia de unas cadenas de valor tan imbricadas, nos pueden guiar en la reintegración de la economía en marcos sociales y morales más resilientes y más cercanos a un mundo que es de por sí complejo y lleno de matices.

También ofrece oportunidades para tejer relaciones económicas más resilientes e innovadoras para así afrontar los crecientes retos sociales y medioambientales. Y esas oportunidades también lo son para occidente, si asume no una voluntad hegemónica sino la búsqueda de un liderazgo (cooperativo) basado en propuestas que asumen su pasado y buscan lo que de mestizo hay en él.

Como señala el informe de la OCDE sobre la internacionalización de la ESS (con el que tuve el placer de colaborar), las entidades de economía social que expanden su actividad más allá de fronteras lo hacen de manera distintiva, preservando sus valores fundamentales como un activo estratégico en lugar de sacrificarlos en aras de una malentendida competitividad. A diferencia del modelo neoliberal de internacionalización que presiona hacia la estandarización y la priorización exclusiva de la maximización del beneficio, las entidades de la ESS mantienen estructuras de gobernanza participativa incluso cuando se expanden globalmente, como demuestra el caso de MONDRAGON, que utiliza «un sistema de compensación transparente y personalizado para los expatriados para garantizar un trato igualitario para todas las categorías laborales» (OCDE, 2023).

Esta fidelidad a los principios fundacionales no es un lastre sino una ventaja competitiva. Como destaca el estudio, el capital social generado por la misión social, la gobernanza participativa y la mentalidad colaborativa de las entidades de la ESS se convierte en «una fuente significativa de capital social, que a su vez puede ayudar a superar la desventaja de la extranjería» que enfrentan las organizaciones al entrar en mercados foráneos. Asimismo, ejemplos como CoopCycle o La Fageda evidencian que compartir identidad, modelos de negocio y valores puede ser un poderoso catalizador para otro tipo de internacionalización.

Igualmente, desde mi cooperativa hemos apostado siempre por una visión mestiza del encuentro entre mundos que suponen los procesos de internacionalización. Por ejemplo, apuntamos a la metáfora de los cantes de ida y vuelta en el flamenco, como un modo de diálogo cultural en la que las propuestas culturales y económicas van y vuelven reforzadas por ese mestizaje.

La Economía Social y Solidaria, con su crítica a la desvinculación entre economía y sociedad, encuentra paralelismos sorprendentes con estos desarrollos globales. Pero también desde la propuesta, como lo han hecho desde su nacimiento los Foros Mundiales y su propuesta de globalización alternativa. El comercio no es meramente transaccional sino relacional; no solo competitivo sino cooperativo.

Conclusión: La ESS como brújula para navegar la multipolaridad global

El cambio en la geometría del comercio global no representa simplemente una redistribución del poder económico, sino que muestra un cuestionamiento fundamental sobre quién define los valores que guían las relaciones comerciales internacionales. Los múltiples centros de gravitación normativa que están emergiendo desde hace años señalan un mundo donde diversas visiones económicas coexistirán, desafiando el paradigma imperante.

La Economía Social y Solidaria emerge en este contexto no solo como un actor económico más, sino como una propuesta de economía heterodoxa y un modelo de referencia para reconfigurar el comercio global. Su capacidad para combinar arraigo local con impacto internacional, para mantener principios y valores mientras opera en múltiples contextos, y para priorizar relaciones basadas en la reciprocidad y la cooperación, ofrece lecciones valiosas para todos los actores económicos.

Mientras avanzamos hacia un orden económico multipolar, la ESS nos recuerda que la internacionalización puede ser un proceso que refuerce los lazos sociales en lugar de debilitarlos. Y que la diversidad de tradiciones económicas no es un obstáculo a superar, sino una fuente de resiliencia e innovación.

La pregunta ya no es cuál será el futuro del modelo occidental, sino qué papel tendrá en la pluralidad de visiones para construir un sistema comercial más justo, sostenible e inclusivo ¿Seremos capaces de aprender de los cantes de ida y vuelta? Para Europa, probablemente el ecosistema más desarrollado de ESS, esto representa tanto un desafío como una oportunidad: contribuir con su rica tradición de economía social al diálogo global sobre los futuros económicos posibles, no desde una posición de hegemonía sino como un participante (con experiencia y conocimiento) en esta conversación planetaria.

La ESS, también tiene un par de desafíos por delante: asumir que la internacionalización no es un mal en sí mismo y que también debe reforzar su mestizaje con propuestas feministas, economistas, indígenas, queer, etc. Nuestro reconocimiento de que la economía debe estar al servicio de las personas y el planeta, nos ofrece una brújula para navegar este nuevo territorio de comercio multipolar.

La riqueza de la ESS reside precisamente en su capacidad para tejer relaciones económicas que se nutren de lo mejor de cada tradición cultural. Como los cantes de ida y vuelta del flamenco, el comercio puede ser ese diálogo donde todos salimos enriquecidos del encuentro, donde los valores de solidaridad y reciprocidad viajan más lejos que las mercancías mismas.

Leave a Reply

Your email address will not be published.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
pornobonjourxvedio.bizxhamaster.bizdesisexvideos.codesiporn.watchxvideo2.bizxsextube.coxsextube.co